El nombre de una marca es el primer elemento que un cliente suele percibir de una organización y, por lo general, es el elemento que facilita el primer recuerdo. Cuando este nombre es potente, será difícil que sea olvidado.
Nos encontramos en un mundo ya sobreexplotado en nomenclaturas para negocios, organizaciones, entidades, etc. Lo que no está inventado, está registrado o estuvo en activo hace tiempo. Es por eso que el reto que se nos plantea hoy en día es el de saber encontrar la manera de “llamar” a las marcas sin caer en lo manido y obvio. Y no solo por parte del creador. La aceptación por parte del cliente en la necesidad de diferenciarse explorando en el proceso terrenos impensables, es clave a la hora de conseguir hacer que el primer impacto de su negocio en el mercado sea notorio. Que el nombre de su marca sea memorable.
Aunque crear un nombre para una marca es un proceso complejo en el que merece la pena contar con un profesional, a continuación analizaremos un par de casos reales desarrollados por TheWokis con el objetivo de sintetizar los puntos más importantes a la hora de crear un buen “naming” no tan enfocado a creativos, si no a posibles clientes que quieran comprender la importancia de una buena decisión en este aspecto.
1
¿Qué historia quiere contar la marca?
Crear una filosofía o discurso tras una marca es clave a la hora de diferenciarse y empatizar con nuestros clientes. A la hora de plantear un nombre es importante que este consiga sintetizar ese discurso en una sola composición. ¿Es imprescindible?No, pero desde luego si se consigue plantear un nombre que sea una extensión de la filosofía de la marca será más fácil su aceptación y, por tanto, su recuerdo.
2
Tu nombre debe ser potente.
En línea con la idea de ser memorable y notorio, es importante proponer una construcción con personalidad y sólida.
El nombre, lo primero es que debe ser creible, esto significa que debe estar en línea con la realidad del servicio de la marca y no caer en un “over promise” conceptual.
En segundo lugar debe ser fonéticamente atractivo. Esto nos ayuda a generar esa potencia, que no significa necesariamente que deba ser fonéticamente agresivo.
3
¡Asegúrate que está libre y que no tenga dobles lecturas!
De nada sirve valorar opciones de naming si no nos aseguramos que vamos a poder usarlos. Tal vez la investigación para saber si está completamente libre (registro demarcas, redes sociales, dominios web, etc) pueda ser muy densa, pero, al menos, hacer una pequeña búsqueda con las opciones que se vayan filtrando para que no se tenga que empezar de cero en caso de no estar disponible.
Y, por supuesto, asegúrate que no tiene una doble lectura en el contexto en el que va a ser expuesto.
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Comprende a tu público y el tono de tu sector.
No es lo mismo ponerle nombre a un bufet de abogados que a una tienda de chucherías. Hay ciertas líneas de tono predeterminadas en cada sector que es importante asumir. Esto no significa que estemos atados a seguir esas normas, pero, en caso de querer proponer un nombre tangencial y muy diferenciador es importante que el público, más acostumbrado a la línea tonal de nombres del mercado, sean ubicados en la propuesta. Esto se consigue volviendo al “punto uno” de esta entrada, creando un discurso de marca sólido que justifique y explique nuestro posicionamiento.
La virtud en este aspecto se basa en saber escapar de lo establecido sin desligarnos del concepto.
Aunque hay decenas de puntualizaciones y pasos para llevar a cabo un desarrollo correcto de un nombre para una empresa, partiendo de contar con profesionales para desarrollar dicho trabajo, estos puntos son los principales a la hora de valorar opciones.
Deja abierta la puerta a la creatividad y el cambio pero siempre y cuando esté justificado. Para ello hay múltiples maneras de estudiar tu propia situación (tu competencia directa, tu propio servicio, su calidad, la credibilidad real de tu empresa, etc).